es un verano en alfombras con restos de
madera y cuerpos.
escribo a mano, finalmente escribo a mano
con tu imagen a mi derecha,
con David Bowie sonando
desde un aparato tecnológico que me
aleja de tantas realidades, y con
la puerta siempre entreabierta.
me quiero desnudar y en cambio
mastico azúcar de colores; mastico
artificialidad.
dónde está ese abrazo, me pregunto
entonces, y se me hunde el pecho.
y se me hunde el pecho y recuerdo
un despertar en este mismo sitio.
un despertar tan colmado
siento deseos de...
veo colillas de cigarrillos, colillas que
me hablan de bocas.
escucho ruidos y no tengo miedo.
tal vez estén por entrar por esta
puerta que hoy digo que es mi puerta.
hoy, ésta madrugada...
no sé mañana.
-no sé mañana-
dormirme con la ilusión de que
no sé cómo
llegues mientras duermo.
y me canso de que estas palabras sean de ausencia,
no son para vos, son para mi deseo.
el asco que me producen los caramelos
duros de azúcar.
el asco en la garganta.
el viento en el pie.
la voz retransmitida.
la musa firme a la derecha.
mi amor al arte.
el ruido de infinitas posibilidades.
ratas.
un fragmento, el surrealismo.
el nudo en el pecho me hace sentir
viva.
el asco del azúcar en el paladar.
un banco de madera desprovisto
de todo ornamento salvo por su
parte negra y deshilachada de colores.
una foto mental.
un plano de un escenario, un
piano en un escenario que veo
desde la ventanilla de esta cabina.
esta cabina.
mi almohadón apelmazado, cargado
de cabezas usurpadoras de meses
de meses de aguantar y compartir en
un solo almohadón.
cada objeto tiene ahora una carga de
lucha en conjunto.
todavía sigo preguntándome de
quién son esas zapatillas rojas,
desteñidas.
muchas fotos mentales, constantes
fotos mentales y auditivas.
leer mi ausencia y abrazar
mi presencia.
se acabó el asco de azúcar en la
garganta y mañana viene otro día
igual con otro nombre.
27/12/2010
Sala Alberdi
3:41hs.
